Las Diablillas de Hondzonot

En medio de la selva, sin spikes pero con unas ganas enormes

En la localidad de Hondzonot, Tulum, uno de los 11 municipios de Quintana Roo se conformó un equipo de softbol con la única intención, como casi todos, de divertirse y salir de la rutina diaria sin imaginar el impacto que causaría.

Las Diablillas de Hondzonot convirtieron el softbol en un estilo de vida. Su nombre lo adoptaron gracias a los calificativos que recibían en su comunidad: mandonas y rebeldes, así lo cuenta Fabiola May Chulim, la capitana del equipo.

“El equipo se formó cuando hubo un partido de béisbol y nos invitaron, jugábamos con pelotas de tenis. Nos invitaron a una cuadrangular a un pueblito cerca del nuestro, quedamos en primer lugar y de ahí nos dijeron que si mejor nos íbamos al softbol porque ese era el de las mujeres”.

Luego de darse cuenta ella y las otras 18 integrantes del equipo que esto era lo que querían hacer, se enfrentaron a su más grande rival: el machismo. La comunidad de Hondzonot se encuentra en medio de la selva quintanarroense y mantiene aún las viejas costumbres, pero eso no les ha impedido nada.

“Dicen que nosotras no tenemos nada que hacer ahí. La costumbre de un pueblo es que los hombres manden, si sales o no sales, pero nosotras tenemos a nuestra familia y siempre apoyan en nuestro juego.  Aunque perdamos o ganemos, nosotras las mujeres seguimos demostrando que podemos jugar un deporte que nos guste”.

jugadora maya se ajusta los arreos de catcher de softbol
jugadora maya recibiendo una pelota con el guante

El equipo ha adquirido fama internacional porque juegan portando el huipil que ellas mismas confeccionan y bordan, además de correr descalzas -porque según ellas, pueden correr más rápido- en un campo improvisado en su localidad.

Su primer partido fue en 2018. Ese año, las jugadoras —la gran mayoría amas de casa, bordadoras— y algunos de sus esposos podaron un predio, colocaron las marcas, apilaron unas rocas que hacen las gradas e instalaron un pequeño techo. Luego comenzaron los entrenamientos entre semana.

En la comunidad se pueden ver también, a muchas mujeres jóvenes, que sueñan con “pichar, cachar o batear” junto con las Diablillas, ya que el softbol les ha enseñado que se puede aspirar a algo más que dedicarse a tareas del hogar, incluso, a ser respetadas.

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